Cuenta una antigua leyenda que un niño antes de nacer le dijo a Dios: "Me dijeron que me vas a enviar a la Tierra, ¿Cómo viviré tan pequeño e indefenso que soy?"
Dios le dijo: "Entre muchos ángeles escogí uno para ti, que te está esperando, él te cuidará"
Y el niño prosiguió: "Pero dime Dios, aquí en el cielo no hago más que cantar y sonreir, eso basta para ser feliz".
Y Dios le contestó: "Tu ángel te cantará, te sonreirá todos los días y tú sentirás su amor y serás feliz".
Niño: "Y ¿cómo entender, Dios lo que la gente me hable si no conozco el extraño idioma que hablan los hombres?"
Dios le responde: "Tu ángel te dirá las palabras más dulces y más tiernas que puedas escuchar y con mucha paciencia y cariño te enseñará a hablar"
Niño: "Y ¿qué haré, Dios cuando quiera hablar contigo?"
Dios: "Tu ángel te juntará las manitos y te enseñará o orar"
Niño: "He oído que en la Tierra hay hombres malos ¿Quién me defenderá?"
Dios: "Tu ángel te defenderá aún a costa de su propia vida".
Niño: "Pero estaré siempre triste, porque no te veré más Dios"
Dios cariñosamente le dice: "Tu ángel te hablará de mi y te enseñará el camino para que regreses a mi; aunque tú te alejes, yo siempre estaré contigo".
En ese instante una gran paz reinaba en el cielo, ya se oían voces terrestres y el niño presuroso repetía suavemente. "Dios mío, Dios mío, si me voy al menos dime su nombre, cómo se llama mi ángel".
Dios le contestó: "Su nombre no importa, tu le dirás MAMÁ".
Llamador de Ángeles
sábado, 11 de julio de 2009
Un Ángel llamado Mamá
jueves, 2 de julio de 2009
CURSO DE ÁNGELES CLASE 1: ÁNGELES Y METAFÍSICA Por Alexiis
¿Qué y quienes son los ángeles?
Los ángeles son los “ayudantes invisibles” que tras una llamada nuestra están preparados para intervenir en nuestro favor, pero respetando siempre las leyes del karma.
Son seres de luz, de muchos niveles evolutivos, que se mueven con armonía en torno a nosotros. Son admirables seres cuyas vidas inspiran y crean todo en la naturaleza.
Los ángeles son seres espirituales, y todos nosotros somos seres espirituales, pero espiritual no es sinónimo de religioso, aunque muchas religiones puedan ser muy espirituales. La espiritualidad es algo que todos llevamos dentro y de los cual demasiado a menudo estamos desconectados. Lo espiritual en nosotros es lo que da sentido a la vida, haciéndonos conectar con nuestra esencia, con la paz mental. Descubrir el mundo del espíritu, nos dicen los ángeles, es como volver a nacer.
Los ángeles pueden hacernos recordar nuestro origen espiritual y nuestro fin divino. Pueden ayudarnos a restaurar nuestro estado lamentable y a vivir una vida de acuerdo con lo que realmente somos. Sólo tenemos que hablar con ellos, pedírselo humildemente, con fe, con esperanza, con convicción.
Seres de luz, los ángeles son manifestaciones de lo divino que esperan que los acojamos en la simplicidad y en la pureza del corazón, en los brazos del niño mágico que hay dentro de cada uno de nosotros. Quieren que los abracemos, pues ellos nos abrazan constantemente y nosotros no nos damos cuenta.
Es imposible compaginar en pocas clases una realidad que es tan múltiple y compleja como la de los ángeles.
Nada tengo que enseñar a nadie, sólo he intentado extraer lo mejor de muchos textos y he querido reunir pensamientos y filosofías a veces muy diversas entre sí: reunificar el pensamiento cristiano, el laico, cabalístico, teosófico, etc.
Leyendo todo el material disponible me di cuenta de que todas aquellas cosas que hasta entonces había solamente intuido, tomaban finalmente forma. En la mente y el corazón tenía un enorme ovillo de nociones, informaciones, conocimientos parcialmente míos y parcialmente “sugeridos”. La confusión y el desorden en mi mente empiezan a ensamblar el rompecabezas que representaba el estudio de los ángeles.
Estoy convencido de que una condición esencial para todo el trabajo con los ángeles es el convencimiento de su existencia, a tal fin es necesario que obtengamos la mayor cantidad posible de información sobre nosotros mismos y ellos, y describirlos de una forma que resulte aceptable a todos.
Hay demasiadas cosas por decir, algunas parecerán como de ciencia ficción, otras se darán por descontado. Lo trato de hacer lo mejor posible, con una inmensa humildad y con gran espíritu de servicio, pero mis medios son limitados, y Ellos, por el contrario, son tan complejos.
Estoy segura que mientras estoy escribiendo todo esto, estoy rodeada de los ángeles, y que Ellos me están ayudando a encontrar las palabras correctas y la información que conviene que yo transmita. Si en algo no resulta clara, desde ya no es una falla de Ellos, sino que no he sabido interpretarlos correctamente. A lo largo de mi vida estoy tratando de incrementar mi ya diario contacto con estos Seres de Luz.
Encontraréis, quizás en desorden, pero en total hermandad y más allá de todas las teologías, ángeles cristianos, cabalísticos, devas, espíritus de la naturaleza, todos lado a lado, con la perfecta armonía que les es característica, sin espíritu de competición, sin necesidad de confrontarlos entre sí.
El ángel es energía, es presencia, sea cual sea el nombre o la imagen con que la tradición humana le ha denominado. El ángel es realidad. Que el hombre moderno lo crea o no, el ángel existe, nada podrá cambiar su ser. No importa que no lo veamos; tampoco podemos ver el sonido de la música ni el olor de un perfume, sin embargo eso no hace que no existan. Además, el que no los veamos con nuestros ojos físicos no es lo más importante, ya que hay cosas como la electricidad, que tampoco no llegamos a ver, sino que solamente percibimos sus efectos.
Con los ángeles ocurre algo parecido. Por regla general, y salvo que ellos deseen lo contrario, no podemos verlos, pero sí podemos sentirlos. No es necesario hacer complicados ejercicios de visualización para ver a los ángeles. Sólo es necesario que percibas o, mejor dicho, que te des cuenta del fruto de su trabajo y que lo agradezcas.
Entre toda la información que te iré suministrando a lo largo de las clases, serán al final de tu mente y tu corazón los que hagan la elección, será tu instinto el que te guiará hacia el modo más afín con tu modo de ver, sentir y pensar.
Creo que es mi tarea la de ir eligiendo, seleccionando, extrayendo y compaginando los distintos temas hasta convertirlos en una base de aprendizaje útil.
Debemos comprender que los ángeles quieren ser nuestros amigos. Son nuestros compañeros en el viaje de la vida por este planeta cuyo amor, luz y sabiduría puede enriquecer nuestras vidas enormemente. Quieren compartir con nosotros y ayudarnos a crecer hacia el único destino espiritual que es el nuestro. Su guía y apoyo son maravillosos, y debemos alegrarnos y dar gracias por ello.
Y nuestro agradecimiento va – ante todo y en primer lugar – hacia la Fuente de la que procedemos tanto los ángeles como nosotros. Los ángeles en sí no son esta Fuente. No son divinos, aunque ellos, como nosotros, son inmortales. Si sus rostros brillan con una luz que no es terrenal, es porque están llenos de la Luz única.
Como ya he dicho, los ángeles son nuestros amigos, no nuestras herramientas ni nuestros criados personales a quienes podemos dar órdenes. Sirven a Dios, que es Amor, y la única agenda que conocen, es el Plan Divino.
Hay una clave en la misma palabra “ángel”, derivada del griego Angelos, que significa “mensajero”. Los ángeles son mensajeros de nuestro Creador. Contienen en sí los patrones básicos de la Creación , que se tornan manifiestos en nuestro mundo tridimensional.
Ellos obran con nuestras almas en conjunción con la Mente Universal , para ayudarnos a elevar la visión y el espíritu, recordándonos la verdad, la belleza y la bondad que existe dentro de todo. Al invocar a nuestros ángeles para que nos ayuden a ejecutar tareas tanto mundanas como inspiradas, podemos confiar en que todo sucederá de acuerdo con la Voluntad Superior y no sólo con la nuestra.
Mediante esta colaboración perdemos nuestra sensación de aislamiento, empezamos a comprender realmente que no estamos solos y carentes de apoyo; que en nuestro derredor hay ayuda y guía por doquier. En esta forma comenzamos a abrirnos al estado de gratitud en el que pueden ocurrir los milagros.
La existencia de los ángeles comienza exactamente en el límite donde termina nuestro pensamiento racional y lógico, donde termina nuestro mundo convencional y rutinario. Pasando por ese límite, comienza la sorpresa y el asombro. Allí es posible encontrarlos, sutiles, livianos, de rostros luminosos y hermosos ropajes.
Ellos, extendiendo sus alas, nos ayudarán a pasar esas fronteras racionales y llegar a un sitio donde nos transformamos y comenzamos nuevamente a tener fe. Para ello tenemos que dominar nuestro mayor miedo, el de ser diferentes. Podemos tener la certeza de que ese miedo, el de ser diferentes. Podemos tener la certeza de que ese miedo se irá disolviendo y cada vez que nos dejamos caer en el desánimo, ellos nos sostendrán con sus alas. Cada vez que estemos desorientados, ellos nos susurrarán mensajes fantásticos a los oídos y nos dejarán señales para indicarnos el camino, que es tan fácil perder.
Las hadas y los duendes también transitan por estos caminos, pero muchas personas no pueden encontrarlos… sobre todo si hace mucho tiempo dejaron de soñar y sus proyectos se taparon con las malezas y las hierbas tupidas que crecen sobe los sueños nunca realizados.
Los ángeles nos enseñan también que las oraciones aprendidas en la infancia son una protección fuertísima y son fórmulas mágicas, y por lo tanto, están llenas de poder.
Ellos nos devuelven la magia, la fe en nuestros sueños, la confianza y la memoria de un origen muy antiguo. La memoria olvidada de ser hijos del cielo, hijos del esplendor, hijos de Dios. Como escribe la popular autora Solara, lo importante es que “recordemos quienes somos y no volvamos a caer en la ilusión de sentirnos como pequeños humanos que lloran por algo que esté fuera de nosotros para que nos ayude o nos asista”
Esta memoria de nuestro verdadero origen es uno de los primeros regalos que recibimos cuando los ángeles, al comunicarnos con ellos, nos permiten entrar cada vez más en sus dominios, con la facilidad que tienen los niños, para quienes este mundo mágico está siempre abierto.
En cuanto a la forma de los ángeles, ellos dicen que no están limitados por la forma, que su forma cambia mientras se mueven, participando de las cualidades de los reinos que transitan. Como no son perceptibles por nuestra vida normal, y como cambian y se mueven tanto, refiriéndolos a nuestra noción de forma, resultan amorfos.
Creo que hay momentos, cuando desean comunicarse con los humanos, en que adquieren una forma densa con el propósito de que podamos percibirlos… Después de todo, la mayoría de nosotros ni pensaría en comunicarse con una impresión en movimiento.
Aplicando este principio, los espíritus de la Naturaleza más pequeños, es decir los duendes, elfos, hadas, etc., son a veces vistos por los niños, vistiendo a la moda tradicional de la Edad Media. Este tipo de vestimentas proviene de que en aquel período algunos humanos aún estaban por lo general suficientemente próximos a la naturaleza, como para relacionarse con el mundo de las hadas.
Aprende a hablar con los ángeles es, en realidad, aprender a hablar con nosotros mismos y con nuestros semejantes de un modo nuevo y más profundo. Es aprender a comunicarnos más abiertamente con nuestro universo y estar más sintonizados con nuestro rol de co creadores y participantes de su evolución.
Para hablar con los ángeles no se requiere técnica alguna. No hay métodos fáciles para enseñar a hablar con ellos, como tampoco lo hay para comunicarnos con nuestro YO Interior. La verdadera comunicación surge de nuestro propio ser y de la totalidad de nuestra vida. Es algo en que nos transformamos en el transcurso de nuestra existencia y no algo que aprendemos. Lo que realmente comunicamos es aquello que somos, no tanto lo que podemos expresar con palabras.
Comunicarse con los ángeles requiere, en verdad, una particular actitud de totalidad hacia la vida, hacia nuestros semejantes y hacia nosotros mismos. Cualquiera de nosotros puede hablar con ellos, lo que significa que el camino está abierto a quienquiera que se proponga modificar sus conceptos preestablecidos y explorar su mundo de una manera nueva. Ello requiere una gozosa ampliación de nuestra visión de la realidad, y estar dispuestos a abrirnos a nosotros mismos y a lo que nos rodea, y a un movimiento consciente para abarcar nuestra totalidad.
Los ángeles se comunican con las criaturas humanas de un modo directo, no verbal. Pueden hablarnos de dos modos, desde adentro o desde fuera, en nuestro interior o en las señales del mundo exterior. Sus palabras no se entienden con la cabeza sino que se sienten con el corazón. No se razona, se intuye. No hemos de rompernos la cabeza con los ángeles, hemos de abrir el corazón. Con sus consejos y sugerencias, los ángeles nos ayudan a superar las limitaciones humanas, a vivir la eternidad en el momento presente, el Cielo en la Tierra.
Los ángeles siempre han estado ahí, para socorrernos, para ayudarnos, pero lo importante es, cuando pedimos su ayuda, que nos demos cuenta de su presencia en nosotros.
Estamos viviendo, en los albores del siglo XXI, un momento crucial de la historia de la humanidad. De nosotros depende que este pequeño planeta deje de ser un planeta azul y se convierta en un infierno. Los ángeles nos exhortan a luchar por nuestro hogar terrestre, pero no nos damos cuenta de ello. Están detrás de los movimientos ecologistas, están a favor de la vida. Son los mensajeros de la Nueva Era y nosotros tenemos oídos de la vieja. Nos traen un mensaje de esperanza y confianza que los humanos nos negamos a escuchar.
Los ángeles desean que trabajemos conjuntamente para mejorar nuestro planeta. Invocar su ayuda y su presencia es algo sencillo y maravilloso que podemos lograr si nos lo proponemos.
El propósito de este curso es ayudarte a contactar con los ángeles y su vibración angélica, abriéndoles las puertas de tu corazón, para que puedan penetrar en tu vida cotidiana. Aunque no te des cuenta, los ángeles están deseando entrar en tu vida, pero tú no les dejas. Constantemente les estás diciendo que no.
Los humanos tenemos una verdadera fijación con el NO. Durante los tres primeros años de vida de un niño, la palabra que mas se oye es precisamente esta: NO. Ello va creando en su cerebro una programación negativa que arrastrará de un modo inconsciente a lo largo de toda su vida y que le impedirá vivir milagros, hablar con los gnomos y las hadas, conversar con los ángeles y muchas cosas más. Así se va creando un destino aparentemente ineludible, del cual parece dificilísimo escapar. Poco a poco la vida va perdiendo luz y color, y nos instalamos en la rutina desecadora y aburrida.
No hay medio alguno para engañar al destino, ni tampoco ningún artificio para escapar al plan cósmico. Es absurdo querer liberarnos de él por nuestras propias fuerzas, desoyendo sus a menudo ineludibles lecciones. Todos nosotros hemos de sufrir nuestras propias tribulaciones y dificultades, de las que somos más responsables de lo que creemos y hemos de aprender las lecciones que comportan. Cuando aprendemos de lo que nos sucede, deja de ser tan doloroso. Pero nadie debe perder la esperanza ni desfallecer, pues la vida nos reserva un destino luminoso si somos capaces de decirle simplemente SI.
Cuando le decimos SI a la vida, una cohorte de ángeles acude enseguida a nosotros para socorrernos con sus virtudes. Cada uno de los ángeles que veremos en el transcurso de este curso está encarnando una VIRTUD a la que podrás apelar cuando te halles en dificultades. No temas hacerlo. No estás haciendo magia ni nada que se le parezca. Estás ejerciendo un derecho que tienes desde el día en que naciste, o a lo mejor desde antes de nacer.
Verás con el transcurrir de los días, que lo lindo no es solamente comunicarte con los ángeles cuanto te encuentres en dificultades, sino el compartir con ellos también las cosas lindas que vas viviendo, ya que hay ángeles de la alegría, del juego, del optimismo, etc. Es inmensa la lista de los ángeles que puedes invocar para que compartan tu vida contigo. Verás que ello te brindará una sensación de plenitud y gozo mucho mayor en tu vida, de lo que has podido disfrutar hasta ahora.
Todos los grandes maestros coinciden en que los humanos no podemos luchar por nosotros mismos, con nuestras propias fuerzas, contra nuestros defectos. ¡Y sin embargo debemos hacerlo! Y es que la única forma de luchar contra un demonio es invocando al ángel opuesto. Así de sencillo. No se trata de concentrar más energía en los defectos, en los problemas, en lo negativo. Hemos de ser capaces de volcarnos en lo positivo para que lo negativo pierda fuerza.
De este modo, meditando en la virtud del ángel, en lo que representa, vamos dejando que ella crezca en nosotros y terminará eliminando el defecto. Meditando en un ángel concreto iremos despertando en nosotros sus virtudes, sus características positivas, y veremos cómo, de un modo mágico, éstas se manifestarán en nuestras vidas.
REALIDAD Y FE
Al parecer existen dos métodos básicos para abordar un tema como el de los Ángeles. El enfoque histórico puede dar sus frutos. Se podría resumir como el método en que la realidad pesa más que la fe. Ello nos permite, además, examinar los diversos árboles genealógicos de las huestes angélicas, lo cual nos permite asimismo remontarnos a los orígenes culturales específicos de cada una de las especies.
En muchos casos descubrimos la prueba patente de la utilización global de antiguas líneas de consanguinidad. Observamos cómo los escribas de un grupo religioso concreto se limitaron a trasladar a sus escritos los mitos más sustanciosos de las tribus conquistadas o de las que les conquistaron. Ellos es mucho más evidente en los eclécticos préstamos de los hebreos. Por la misma razón, éstos pueden atribuirse el ser los introductores de los Ángeles a escala auténticamente celestial.
Si aplicamos un método estrictamente histórico, podemos caer en la gran tentación de llegar a la conclusión de que los Ángeles no son más que una colección de fantasías exageradas de los santos eruditos, lo cual podría ser cierto en muchos casos.
Existe, sin embargo, otro método que podríamos calificar de sobrenatural. En éste, la fe pesa más que la realidad. De hecho, es uno de los métodos que más utilizamos para abordar un tema como el de los Ángeles sin realmente planteárnoslo. Tenemos una serie de ideas preconcebidas, basadas en una tradición ininterrumpida de la piedad popular que parece tener unas raíces arquetípicas mucho más profundas que la mayor parte de las religiones que se han perdido en la noche de los tiempos. Estas concepciones arcaicas, bastante más antiguas que el cristianismo, el Islam o el Judaísmo, parecen haberse reproducido con los genes, o como mínimo tener una profunda ligazón con la memoria colectiva.
El último enfoque es el del método científico. Aquí la ecuación que se establece es más sutil. Se puede decir que la realidad crea la fe o bien que, al observar un fenómeno a nivel científico, el observador puede hacerse una idea de cómo funciona éste y de su naturaleza. De todas formas, los científicos modernos han descubierto que el mundo no es tan simple y que a menudo la fe crea la realidad.
Los físicos cuánticos saben que, si esperan que una partícula actúe como una onda, así será. Si esperan que actúe como un punto, se acomodará de la misma forma a su idea. Esto se debe en parte a que cualquier método de observación del mundo cambia necesariamente nuestra percepción de él. Y es todavía más fundamental la idea de que no podemos salir del universo para observarlo. Todos formamos parte de nuestro propio experimento. Este es un punto de mucha mayor importancia cuando nos planteamos la observación de los Ángeles. No debe olvidarse que no se puede dar vida al Ángel por su testigo. No existen pruebas concretas y sustanciales que demuestran lo que ha visto y experimentado el testigo. Lo demás forma parte del mito, la leyenda y la especulación
TRABAJAR EN GRUPO
Si eres tan afortunada como para formar un pequeño grupo de personas en sintonía que se reúnan para meditar y rezar, la ayuda que podréis recibir será inmensa. Y también será inmensa la ayuda que podréis dar a vuestros semejantes.
Os podréis reunir para enviar energía curativa, por medio del Ángel, a personas enfermas. Podréis enviar energías de luz, pensamientos de solidaridad, comprensión, amor fraternal y desinteresado hacia lugares o personas.
Por ejemplo, hacia una persona extraviada, una persona acusada injustamente, hacia un lugar en el que ha ocurrido una catástrofe o un desastre natural, o hacia una nación en guerra.
Antes de iniciar la plegaria, lávense cuidadosamente las manos (símbolo de la ablución ritual con la que había que acercarse al templo). Después hablen entre ustedes para decidir sobre cómo utilizar la energía y hacia quien dirigirla.
Después de esto, entrad por algunos minutos en silenciosa meditación, fijando en vuestra mente la imagen del Ángel. Pedidle con simplicidad que intervenga con sus Legiones para sanar, aconsejar, proteger…
Terminad con una plegaria colectiva de acción de gracias. Naturalmente esto no es sino un bosquejo básico; ustedes podrán aportar vuestra propia iniciativa con todas las modificaciones que consideren oportunas.
NOTICIA

La abrió. Encontró allí una bebita de 2,400 Kg . Que no tenía más de cuatro horas de nacida. La llevó de inmediato a la maternidad Sardá, donde, con amor y ciencia, la dejaron en perfecto estado de salud a las 24 horas.
El hecho se hizo público y más de 200 familias se ofrecieron para adoptarla. Al tener que anotarle en su historia clínica los médicos coincidieron en llamarla Milagros.
El hombre que la halló es Miguel Ángel Vanderbergue, 42 años, casado, dos hijos. Lloró ante los periodistas, de pura bronca y emoción.
Miguel significa “¿Quién como Dios?”; Ángel significa “enviado de Dios”. El hecho ocurrió el mismo día en que la Iglesia Católica celebra – desde hace unos 300 años – el Día del Ángel de la Guarda.
miércoles, 1 de julio de 2009
Curso de Ángeles
INTRODUCCIÓN
LOS ÁNGELES SIEMPRE HAN ESTADO CON NOSOTROS
Los Ángeles siempre han estado con nosotros desde el inicio de los tiempos. Antes la comunicación con ellos era algo natural, porque el hombre respondía a su propia y natural esencia divina.
Conforme el tiempo pasó, el ser humano empezó a interesarse más en lo que conformaba su mundo material y se olvidó por completo de su mundo espiritual, en ese momento, las conexiones Angélicas desaparecieron de los ojos y la mente humana, aunque en realidad, los Ángeles nunca se separaron de nosotros, siempre han estado aquí y eso es independiente de nuestras creencias, filosofía, costumbres o religión.
Ellos continuaron en nuestro mundo, fuimos nosotros los que nos separamos.
En estos momentos se está viviendo un movimiento Angélico muy interesante, tal pareciera que los Ángeles se pusieron de moda, aunque no es así, los Ángeles no pertenecen a ninguna moda, no es un "chispazo" pasajero, los Ángeles vienen a acompañarnos y asesorarnos en este trance tan importante que estamos viviendo: el cambio de Era.
Este cambio de Era, de total trascendencia, es lo que mueve a los Ángeles a hacerse presentes de una manera más perceptiva y lo que hace al ser humano tener la necesidad de "algo más" ya hemos comprendido que el mundo material solo corresponde a una fase de nosotros, pero no lo es todo.
El ser humano necesita llenar los vacíos espirituales que lo llevan a cometer actos que no pertenecen a su esencia, la violencia, las adicciones, las depresiones, la pobreza y las enfermedades son solo algunas manifestaciones de este vacío espiritual.
Mientras el hombre no comprenda la magnitud de su esencia, seguirá viviendo sufriendo estos destinos, que no son los destinos trazados por Dios ni los Ángeles, son los destinos que el hombre ha creado a partir del egoísmo y el materialismo al que
siempre le ha brindado tributo
Poco a poco, los Ángeles han empezado a llenar al mundo con su presencia, los vemos en las iglesias, en pinturas, en la música y hasta en las películas de cine.
Esta invasión se ha producido por la inducción de los Ángeles mismos, son ellos los que inspiran al hombre a crear imágenes que tratan de interpretar su identidad, para que de alguna manera, el hombre inicie su búsqueda hasta encontrarlos.
Definitivamente, todas las imágenes que se distribuyen en los medios comerciales, no son las imágenes reales de Ángeles.
Los Ángeles son seres de Luz, pueden no tener una forma definida, no tienen sexo, no tienen alas ni arpas.
Son identidades que han evolucionado y se encuentran en una dimensión diferente a la nuestra.
Muy pocas personas han tenido la suerte de ver a los Ángeles, pero muchos si han podido sentir su presencia en la vivencia de "milagros" en las coincidencias de la vida que nos van guiando en el camino, en los amigos que conocemos y las ayudas que se nos acercan, en muchos momentos hemos tenido contacto angelical, dentro de nuestros sueños y premoniciones.
Los Ángeles están involucrados en los grandes inventos, en los descubrimientos revolucionarios y en el éxito de cada proyecto.
Vivimos en mundo de Ángeles… bastará un corazón lleno de amor para ser testigos de ello.
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